Evangelio y Comentario de hoy: Viernes, 29 de Enero
Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,26-34):
EN aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra del Señor
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Comentario
Queridos hermanos:
(Fuente www.ciudadredonda.org) Un día más comparto con vosotros lo que en mi corazón queda resonando después de leer las lecturas de este viernes. Me ha llenado de paz.
Me he sentido invitado por Dios mismo a “recordar aquellos días primeros…”, cuando comenzaba mi búsqueda vocacional por el camino de la fe; o aquellos primeros encuentros con Dios en la oración que removieron mi vida; o aquellas primeras experiencias misioneras y pastorales en las que Dios tocaba el corazón de aquellos jóvenes, niños, parejas, adultos…
De vez en cuando necesitamos volver a recordar aquel “primer amor” en nuestra relación con Dios, cuando se fraguaban las decisiones fundamentales de la vida y de la fe. Con el tiempo han podido venir dificultades de todo tipo, tiempos duros, equivocaciones y errores, quizás incluso el desánimo o la desesperanza, la apatía o la acedia. Necesitamos volver a aquellos primeros tiempos de enamoramiento, de compromiso, de radicalidad, de fuerza… y recuperar, ahora más realistas, aquel Amor del que, como Fuente, todo mana.
También nos hace falta paciencia, como también nos dice Pablo hoy, “para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa”. Y es que en las situaciones que vivimos hoy día en todo el mundo lo más fácil es desanimarse y abandonar toda lucha. Necesitamos recordar, es decir, volver a pasar por el corazón, aquel primer Amor. Y necesitamos paciencia confiada y activa, para seguir caminando y luchando, en medio de tanta negatividad.
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Os invito a uniros al salmo de hoy y a orar despacio, haciendo suyas cada uno sus palabras: “Confía en el Señor y haz el bien… Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él actuará… El Señor te tiene de la mano…”
Y termina tu oración, con en el corazón lleno de paz, escuchando a Jesús cómo te explica que el reino de Dios se parece a aquella semilla que va germinando y creciendo sola, sin saber cómo, hasta dar su fruto…, aunque sea como el grano de mostaza: la más pequeña de las semillas… Y descansa en El.
Javier Goñi (fjgoni@hotmail.com)