Mensaje del 2 de marzo de 2020 en Medjugorje, Bosnia-Herzegovina
“Queridos hijos: su amor puro y sincero atrae mi corazón materno. Su fe y confianza en el Padre Celestial son rosas fragantes que me ofrecen: el ramo de rosas más hermoso, compuesto de sus oraciones, de obras de misericordia y amor.
Apóstoles de mi amor, ustedes que se esfuerzan por seguir sinceramente a mi Hijo con un corazón puro, ustedes que sinceramente lo aman, sean ustedes los que ayuden, sean un ejemplo para quienes aún no han conocido el amor de mi Hijo. Pero, hijos míos, no solo con palabras sino también con obras y sentimientos puros con los que glorifican al Padre Celestial. Apóstoles de mi amor, es tiempo de vigilia y a ustedes les pido amor; no es para juzgar a nadie, porque el Padre Celestial juzgará a todos. Les pido a ustedes que amen, que difundan la verdad, porque la verdad es antigua: ella no es nueva, ella es eterna. Ella es la verdad. Ella da testimonio de la eternidad de Dios. Lleven la luz de mi Hijo y dispersen la oscuridad que quiere cada vez más envolverlos. No tengan miedo: por la gracia y el amor de mi Hijo estoy con ustedes. Les doy las gracias.”
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