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Evangelio del día y Comentario de hoy. Martes, 17 de Noviembre de 2020

Evangelio del día y Comentario (17 de Noviembre)

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Evangelio del día, 17 de Noviembre de 2020
Evangelio del día, 17 de Noviembre de 2020 (cercoiltuovolto.it)

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,1-10):

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Palabra del Señor

LEYES: Santa Isabel de Hungría: El Santo del día (Historia y Oración)

Comentario al Evangelio

Queridos amigos y amigas:

Del evangelio de hoy destaco las cuatro miradas en torno a Zaqueo que, veladamente, desarrolla Lucas en este magistral relato. Este jefe de publicanos, bajito de talla pero ágil trepando árboles, es figura central. ¡Atención a las miradas del texto!

Evangelio del día, 17 de Noviembre de 2020
Evangelio del día, 17 de Noviembre de 2020 (cercarelafede.it)

  • La mirada de Zaqueo sobre sí mismo. Se siente “mal visto” por todos. Le desprecian por lo pequeño y ridículo de su estatura, pero sobretodo es doblemente odiado por ser ladrón manejando tributos y tasas y colaboracionista con el imperio romano.
  • La mirada de Zaqueo a Jesús. Es una mirada furtiva y cargada de expectativas. Mezcla la curiosidad con una incipiente ilusión: ¿Será Jesús la primera persona en mi vida que de veras me entienda? ¿Sabrá reconocer que bajo mis apariencias late un corazón que sufre y que es capaz de una inmensa generosidad? ¿Sabrá Jesús sacar de mí lo mejor de mí mismo?
  • La mirada de Jesús a Zaqueo. Rebosa humanidad y conocimiento. Le llama por su nombre. Y, en un exceso de confianza, se autoinvita a su casa. Allí dialoga con él. Jesús no le tiene miedo ni asco. Él amaba a los pobres y también a los pecadores, cosa ésta bien complicada. Tanto amor cambió la vida de Zaqueo, su carácter y su manera de manejar el dinero.
  • La mirada de la gente a Zaqueo. Solo saben criticar y pisotear. Es su oficio. Tal vez algo más que un desafortunado desahogo. La acusación ni libera ni salva a nadie, sino que hunde más en el abismo de las propias miserias. ¡Qué lejos está Jesús de esta manera puritana de tratar a los caídos!

Se repite mucho, pero lo solemos hacer muy poco: Colocarnos en el lugar de Zaqueo imaginativamente y reconstruir el relato de estos cruces de miradas… a ver qué sale de ahí.

Vuestro hermano en la fe

(Juan Carlos Martos cmf – www.ciudadredonda.org)

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