Evangelio del día y Comentario de hoy (5 de Junio)
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,35-37):
En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: «¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, dice: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.” Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?»
La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo.
Palabra del Señor
LEYES: San Bonifacio – El Santo del día (5 de Junio)
Reflexión del Evangelio de hoy
Permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado
En este pasaje, San Pablo se dirige a su discípulo Timoteo comenzando con un elogio. Elogia la conducta de Timoteo porque siguió todo lo que le enseñó y conoce toda la conducta de Pablo, incluyendo sus persecuciones.
Le recuerda, como a él le ha ocurrido, que todo “el que se proponga vivir como buen cristiano será perseguido”. El evangelio será siempre “un signo de contradicción”. Algunos, en cualquier época, lo aceptarán con emoción y profunda alegría y otros, en cambio, lo rechazarán de diversas maneras, desde la persecución al evangelizador o desde la intensa indiferencia y menosprecio. La recomendación de Pablo a Timoteo, y a todos nosotros, es la de permanecer en “lo que has aprendido y se te ha confiado”. Este debe ser siempre nuestro punto fuerte, permanecer en el seguimiento de Jesús, permanecer en vivir el evangelio que él nos enseñó. Es el camino “que conduce a la salvación”, a encontrar el sentido y la alegría de vivir. Para esto nada mejor que leer cada día y adentrase en la Escritura donde ni más ni menos nos habla el mismo Dios. Es palabra “inspirada por Dios” para “enseñar, reprender, corregir, educar en la virtud”.
La gente disfrutaba escuchándolo
En la línea de lo que acabamos de decir al comentar la primera lectura de hoy, Jesús en su tiempo fue aceptado por unos y rechazado por otros. Según nos relatan los evangelios, los escribas, fariseos, herodianos, saduceos, letrados… no solamente no le hacían caso, sino que buscaban desprestigiarle para que no le siguiese nadie. Para ello, le hacían preguntas capciosas para que en sus posibles respuestas quedase mal ante los que le escuchaban con atención. Pero nunca lo consiguieron. Al contrario, Jesús con sus respuestas quedaba mejor que ellos y su fama crecía delante de sus oyentes. “La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo”.
Como seguidores de Jesús, los que vivimos en el siglo XXI, podemos dirigirnos a él y preguntarle aquello que no veamos claro, pero siempre con buena intención y el deseo de que nos regale su luz, ilumine más nuestra vida, porque para nosotros es el Hijo de Dios, el que nos ama hasta el extremo y el que desea disipar nuestras tinieblas. Y hemos de pedirle también las fuerzas suficientes para hacerle siempre caso: “Dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan”.
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Fuente dominicos.org