Baruc 6,3-6
3 Ahora bien, en Babilonia veréis dioses de oro, de plata, de piedra y de madera, llevados en hombros, que causan temor a las gentes. 4 Guardaos, pues, de imitar a los extranjeros, de modo que os amedrentéis y vengáis a concebir temor de ellos.
5 Cuando veáis, detrás y delante de ellos la turba que los adora, decid en vuestro corazón: “Oh Señor, a Ti se ha de adorar.”
6 Porque mi Ángel estará con vosotros y Yo mismo tendré cuidado de vuestras almas.
Notas
5. No olvidemos esta jaculatoria enseñada por el mismo Dios, hoy que tanto se alaba a los hombres. Véase Salmo 148, 13 y nota.
6. Dios toma aquí la palabra para confirmar lo que iba diciendo al profeta. Mi Ángel: Véase Éxodo 23, 20s.; 32, 34; 33, 2.
Marcos 14, 27-42
PROMESAS DE FIDELIDAD. Entonces Jesús les dijo: “Vosotros todos os vais a escandalizar, porque está escrito: «Heriré al pastor, y las ovejas se dispersarán»469. 28 Mas después que Yo haya resucitado, os precederé en Galilea”470. 29 Díjole Pedro: “Aunque todos se escandalizaren, yo no”. 30 Y le dijo Jesús: “En verdad, te digo: que hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me negarás tres”. 31 Pero él decía con mayor insistencia: “¡Aunque deba morir contigo, jamás te negaré!” Esto mismo dijeron también todos.
32 AGONÍA DE JESÚS EN GETSEMANÍ. Y llegaron al huerto llamado Getsemaní, y dijo a sus discípulos: “Sentaos aquí mientras hago oración”471. 33 Tomó consigo a Pedro, a Santiago .y a Juan; y comenzó a atemorizarse y angustiarse. 34 Y les dijo: “Mi alma está mortalmente triste; quedaos aquí y velad”. 35 Y yendo un poco más lejos, se postró en tierra, y rogó a fin de que, si fuese posible, se alejase de Él esa hora; 36 y decía: “¡Abba, Padre! ¡todo te es posible; aparta de Mí este cáliz; pero, no como Yo quiero, sino como Tú!”472.
37 Volvió y los halló dormidos; y dijo a Pedro: “¡Simón! ¿duermes?473 ¿No pudiste velar una hora?. 38 Velad y orad para no entrar en tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil”. 39 Se alejó de nuevo y oró, diciendo lo mismo. 40 Después volvió y los encontró todavía dormidos; sus ojos estaban en efecto cargados, y no supieron qué decirle. 41 Una tercera vez volvió, y les dijo: “¿Dormís ya y descansáis?474 ¡Basta! llegó la hora. Mirad: ahora el Hijo del hombre es entregado en las manos de los pecadores. 42 ¡Levantaos! ¡Vamos! Se acerca el que me entrega”.
Notas
469 27. Véase Za. 13, 7.
470 28. Véase Mt. 26, 30 ss.; Mc. 14, 68-72; Lc. 22, 31 ss.; Jn. 13, 36 ss.; 16, 32.
471 32. Una iglesia, construida recientemente, conmemora el lugar de la agonía del Redentor en el huerto de Getsemaní, situado al este de Jerusalén, entre la ciudad y el Monte de los Olivos.
472 36. Véase Mt. 26, 42 y nota; Lc. 22, 42. El cáliz significa la pasión. Cf. 10, 38; Lc. 12, 50.
473 37. ¡Simón! ¿duermes?: Jesús se dirige especialmente a Pedro, ya que éste se había tenido por más valiente que los otros (v. 29) y porque el jefe de los apóstoles tenía que dar buen ejemplo. Cf. Mt. 26, 36-46; Lc. 22, 40-46.
474 41. Estas palabras coinciden con las que el Señor había dicho a Pedro en el v. 37, y nos muestran, como una lección para nuestra humildad, el grado de inconsciencia de aquellos hombres en semejantes momentos. La versión que pone los verbos en imperativo resulta inexplicable ante la palabra que Jesús agrega inmediatamente: “¡basta!”. Véase Mt. 26, 45.
Oseas, capítulo 5
Crímenes de los sacerdotes y gobernantes
1 ¡Oíd esto, oh sacerdotes! ¡Casa de Israel, escucha! ¡Prestad oídos vosotros, los de la casa real! porque vosotros seréis juzgados, por haber sido un lazo en Masfá y una red tendida sobre el Tabor.
2 Por sus sacrificios llevaron la apostasía hasta el extremo; por tanto los castigaré a todos ellos. 3 Conozco a Efraím, e Israel no se me oculta, puesto que tú, oh Efraím, has fornicado, e Israel se ha contaminado.
4 Sus malas obras no lo dejan volver a su Dios; pues el espíritu de fornicación vive en su corazón, de modo que no conocen a Yahvé.
5 La soberbia de Israel se muestra en su cara; Israel y Efraím caerán por su propia iniquidad; y Judá caerá juntamente con ellos.
6 Con sus rebaños y con sus vacadas irán en busca de Yahvé, y no lo hallarán, porque Él se ha retirado de ellos.
7 Han sido infieles a Yahvé, engendrándole hijos bastardos; por lo cual la nueva luna los consumirá con sus bienes.
8 ¡Tocad la bocina en Gabaá, y la trompeta en Ramá! ¡Alzad el grito en Betaven! ¡Cuidado, Benjamín!
9 Efraím será una desolación en el día del castigo; lo que he anunciado a las tribus de Israel, se cumplirá.
10 Los príncipes de Judá se han hecho como los que mudan los linderos; por lo cual derramaré sobre ellos como agua mi ira.
11 Efraím está oprimido, quebrantado por el castigo, porque quiso andar tras el mandato.
12 Yo seré como polilla para Efraím, y como carcoma para la casa de Judá. 13 Cuando Efraím vio su falta de fuerzas y Judá su llaga, recurrió Efraím a Asiria, y llamó a un rey vengador; mas éste no podrá sanaros, ni curaros la llaga.
14 Porque Yo seré cual león para Efraím, y como leoncillo para la casa de Judá. Yo, yo tomaré la presa, y me iré; me la llevaré, y nadie me la arrancará.
15 Me iré, y me retiraré a mi lugar hasta que ellos reconozcan su culpa y busquen mi rostro.
Notas
1. Este discurso profético se dirige en primer lugar contra los sacerdotes que aprovechaban la ignorancia del pueblo en favor de sus propios intereses. Los malos pastores, junto con los malos gobernantes, devastaban la viña del Señor, pisoteaban su herencia, convertían el culto de Yahvé en idolatría. Los pueblos, dice San Gregorio Magno, se creen autorizados para hacer lo que ven hacer a sus pastores, y se abandonan al crimen con más licencia. Lo que Oseas dice acerca de Israel, puede decirse también de Judá. Véase Ezequiel capítulos 13 y 34 y notas. Un lazo en Masfá, y una red tendida sobre el Tabor. El profeta quiere expresar que los sacerdotes se han convertido en lazos (escándalo) para el pueblo en Masfá (de Galaad) y sobre el monte Tabor (Galilea), dos puntos elevados que representan todo el reino de Israel. Se supone que hicieron culto prohibido en ambos montes. Otros piensan en Masfá de Samuel, que bajo aquel santo profeta fue el centro políticoreligioso del país, y tal vez, por eso se prestaba para cultos idolátricos.
2. Sentido oscuro. Por sacrificios han de entenderse probablemente los sacrificios idolátricos. Nácar- Colunga vierte: Los perseguidores llevaron la perversidad hasta el extremo, pero Yo seré vara para todos ellos. Bover-Cantera propone leer: los de Settim excavaron una fosa profunda, mas Yo los castigaré a todos ellos.
6- Rebaños y vacadas, es decir, los sacrificios que ellos presentan al Señor. Él no los acepta (cf. Miqueas 3, 4) por ser ofrecidos fuera del Templo y en forma prohibida por la Ley.
7. Se retoma la imagen del matrimonio (capítulo 1). La infidelidad de la esposa (Israel) hace que los hijos sean bastardos, adoradores de los falsos dioses, por lo cual el Señor no los reconoce como hijos suyos. La nueva luna: Otra versión: un mes; o sea, muy pronto serán destruidos ellos con todas sus propiedades por los asirios, que se preparan ya para la invasión.
8 s. Anuncio de la proximidad de los enemigos que castigarán a Israel. Betaven es Betel (véase 4, 15 y nota), situada en la frontera norte de Benjamín. Gabaá y Ramá se hallan ubicadas a mitad de camino entre Jerusalén y Betel. La derrota de Israel es cierta, porque Dios ha decretado el castigo, y su juicio es veraz (versículo 9).
10. Los jefes de Israel que no observan la Ley del Señor, son semejantes a aquellos criminales que mudan los mojones para apropiarse injustamente un terreno ajeno. Esto constituía en el pueblo israelita un crimen tanto más grave cuanto que el mismo Dios había adjudicado, por medio de la suerte, a cada familia su propiedad. Véase Números 26, 55 s.; Deuteronomio 19, 14. Cf. Ezequiel 48, 29 y nota.
11. Quiso andar tras el mandato (del rey Jeroboam), que obligaba a adorar a los becerros de Betel y Daniel Por esto Efraím se verá oprimido y tiranizado por los enemigos.
12 s. El Señor castigará a ambos, primeramente a Israel, después a Judá. El rey llamado en defensa es Teglatfalasar III de Asiria (745-727 a. C), al que ambos reinos pagaron tributos sin lograr alivio, porque el Altísimo había determinado castigarlos.
15. Me retiraré a mi lugar: Cf. Miqueas 1, 3. Hasta que reconozcan su culpa: Sin arrepentimiento no hay perdón de los pecados.