Oración a la Virgen de la Medalla Milagrosa. Reza hoy, 10 de marzo de 2020
Oh María, sin pecado concebida
rogad por nosotros que recurrimos a Vos
sin tardanza pregona lengua mía
las glorias y alabanzas de María
atiende a mi socorro, gran Señora
y ampárame tu diestra protectora.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, sea ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración
¡Oh Jesús Señor Nuestro!, que has querido glorificar con innumerables prodigios a la Bienaventurada Virgen María desde el primer instante de su Concepción Inmaculada. Te suplicamos que cuantos devotamente imploramos tu protección en la tierra, merezcamos gozar de tu vista en el cielo. Tú que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
¡ Oh María ! por tu mediación damos infinitas gracias a Dios por el favor que dispensaste a tu querida sierva, Santa Catalina Labouré, apareciéndote pura y sin mancha de pecado, ofreciéndole como remedio de todos los males la Medalla Milagrosa. Por este favor te pedimos que nos hagamos dignos de tu protección y verdaderos devotos de tu Purísima Concepción. Amén.
Súplica
Dios te Salve, Reina de Cielos y tierra, queridísima Madre de los pecadores!
Llenos nuestros corazones de absoluta confianza, acudimos a tu maternal
afecto. Somos pecadores y no merecemos tu protección. Pero al
contemplarte en la Medalla Milagrosa con los brazos abiertos,
invitándonos a acercarnos a Ti y con las manos derramando a torrentes
tus bendiciones, animosos acudimos a tus pies, para exponerte durante
esta novena nuestras urgentes necesidades.
(Pídase privadamente la gracia que se desea, o dése gracias por el favor recibido)
¡Oh María! Tú eres después de Dios, nuestra única esperanza.
Escucha benigna la confiada oración, que en la presente necesidad,
elevamos a tu misericordia, si es para gloria de Dios y bien de nuestras
almas.
Al mismo tiempo, deseando ser verdaderos cristianos, y por ello,
merecedores de las miradas de Dios y de tu protección, te suplicamos
humildemente, tierna Madre nuestra llenes nuestra alma del espíritu de
oración, de humildad y de mortificación de nuestras pasiones. Obtennos
fidelidad en el cumplimiento de nuestros deberes religiosos y constancia
en el bien hasta la muerte.
Ruega por nosotros. ¡ Oh María ! y haznos participantes de los tesoros
divinos de que fuiste colmada en tu Purísima Concepción. Así Sea.