Jesús, todos los días escucho que los jóvenes somos el presente y el futuro, y que en nosotros está la esperanza. Lo escucho en los labios de mis padres, en el Instituto, en la televisión… Ante esto, me da miedo y temo en ocasiones, porque la realidad es que me siento invadido y no sé hacia donde seguir. La verdad es que siento que poseo grandes cualidades, pero no veo cómo las puedo ejercitar, cómo puedo llevarlas a la práctica.
Algunas veces me comparo con un avión nuevo y bien equipado en un hangar sin pista y sin piloto. Creo que eso somos los jóvenes, aviones nuevos sin estrenar, esperando que nos coloquen en la pista. Jesús, hay muchos jóvenes que se sienten hoy aviones sin pista en el museo de la desorientación, ante la mirada de un mundo que espera que nos decidamos a comprometernos.
Jesús, hoy deseo decirte que deseo ser piloto de mi propia aeronave, que tu palabra me basta para abrirme al mundo. No quiero seguir siendo comodín de la ruleta de la hipocresía; ya me harté del imperio del consumismo en el que nadie es valorado por lo que es, sino por lo que puede dar.
Jesús, en mi papel de joven, sé que es duro romper con el ambiente en el cual me he levantado desde niño pero sé que sólo Tú eres la persona que colma de sentido mi existencia. Permíteme no dudar jamás de tu amor, de tu coherencia de tus sentimientos y pensamientos, en los cuales encuentro el camino para mi realización, veo la luz que me abre horizontes de vida nueva
Jesús quiero ser joven contigo y encontrar en mí, los instrumentos para extender tu reino, entre la sociedad, pero especialmente entre mis amigos.