Señor Jesús,
te vemos niño
y creemos que eres el Hijo de Dios,
hecho hombre por obra del Espíritu Santo
en el seno de la Virgen María.
Como en Belén
también nosotros con María, José,
los Ángeles y los pastores
te adoramos y reconocemos
como único Salvador nuestro.
Te hiciste pobre
para hacernos ricos con tu pobreza:
concédenos no olvidarnos nunca
de los pobres ni de ninguna persona que sufra.
Protege a nuestras familias,
bendice a todos los niños del mundo
y haz que reine siempre entre nosotros
el amor que nos has traído
y que hace la vida más feliz.
Concédenos a todos, ¡oh Jesús!,
que reconozcamos la verdad de tu Nacimiento
para que todos sepan
que has venido a traer
a toda la familia humana
la luz, la alegría y la paz.
Tú que eres Dios y vives y reinas con Dios Padre,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Oh, Niño Jesús, yo recurro a Ti y te ruego por la intercesión de tu Santa Madre, me asistas en esta necesidad (pídase el favor que se desea obtener), porque creo firmemente que tu Divinidad me puede socorrer.
Espero con toda confianza obtener tu santa gracia. Te amo con todo el corazón y con todas las fuerzas de mi alma. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados, y te suplico, oh buen Jesús, me des fuerzas para triunfar. Propongo no ofenderte y me ofrezco a tí, dispuesto a sufrir antes que hacerte sufrir.
De ahora en adelante, quiero servirte con toda fidelidad, y por tu amor ¡oh Divino Niño! amaré a mi prójimo como a mí mismo. Niño omnipotente, Señor Jesús, nuevamente te suplico me asistas en esta circunstancia (se manifiesta). Concédeme la gracia de poseerte eternamente con María y José y adorarte con los Ángeles en la Corte del Cielo. Amén.
Amabilísimo Niño Jesús de Praga, aclamado por todos como milagroso por los innumerables y extraordinarios favores que concedéis a cuantos os invocan. Cautiva nuestra alma de tus divinos hechizos de niño, nunca te olvidará y se acoge hoy bajo tu manto de Rey para gozar de la paz que nos tienes prometida, y allí poder recibir tu bendición, que como de Dios, la hará crecer en santidad y virtudes. Por eso nos consagramos rendidamente a tu santo servicio; seremos devotos fervientes de Praga. Hijos de tu amor, responderemos a tu predilección por nuestras almas, ofreciéndote desde ahora y para siempre cuanto somos, cuanto anhelamos; la vida de nuestros sentidos, las aspiraciones de nuestro corazón, los amores de nuestras almas que te pertenecen por derecho de filiación y deuda de conquista, al crearnos y redimirnos.
Niño Divino, Rey de Praga, Dios de la Infancia. Recibe nuestro ofrecimiento, hazlo eficaz con tu poder infinito para ser tuyos por siempre en la tierra y en el cielo.
Así sea.
Divino Niño Jesús de Praga, atraído por tus palabras de confianza y de tu mirada de paz, vengo a Tí para conversar de amigo a amigo. Sólo en Tí, Salvador mío, podré encontrar la paz que mi corazón ansía, y que en ninguna parte puedo encontrar. Perdona mis pecados, buen Jesús, sé que mucho te he ofendido, pero tú prometiste perdonar a quien acudiera a tí con fe y con amor… Necesito tu gracia y tu fortaleza para seguir el camino del bien. Sé Tú el Maestro que me guíe por este mundo de tinieblas y de confusión. El ejemplo de Tu infancia sea para mí norma y recuerdo en todas mis actividades y ocupaciones, y me haga merecedor de Tu promesa: “Cuanto más me honréis, más os favoreceré”. Amén.
Para Honrar Los Misterios De Su Infancia.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios Nuestro.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre Verdadero, Creador, Padre y Redentor mío. Por ser Vos quien sóis, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido. También me pesa porque podéis castigarme con las penas eternas del infierno. Ayudado de Vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén
V. Abre, Señor, mis labios.
R. Y mi lengua pronunciará tu alabanza.
V. Acude, oh Dios, en mi auxilio.
R. Apresúrate Señor a socorrerme.
Adorada y glorificada sea la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.
V. El verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Padre Nuestro
1º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de Tu encarnación.
Ave María
2º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de tu Visitación.
Ave María
3º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de tu Nacimiento
Ave María
4º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de la adoración de los pastores.
Ave María
Adorado y glorificado sea el Hijo.
V. El verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Padre Nuestro.
5º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de tu Circuncisión.
Ave María
6º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de la Epifanía.
Ave María
7º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de Vuestra presentación en el templo.
Ave María
8º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de Vuestra huída a Egipto.
Ave María
Adorado y glorificado sea el Espíritu Santo.
V. El verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Padre Nuestro
9º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de Vuestra permanencia en Egipto.
Ave María
10 º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de Vuestro regreso a Nazaret.
Ave María
11º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de Vuestra vida oculta en Nazaret.
Ave María
12º Divino Niño Jesús, bendito y alabado seas en el misterio de Vuestra pérdida y hallazgo en el Templo.
Ave María
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén
V. Sea bendito el nombre del Señor.
R. Ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén
Oh querido y dulce Niño Jesús: he aquí un pobre enfermo que, movido por la más viva fe, profundamente invoca tu divina ayuda en favor de su enfermedad.
En Ti pongo toda mi confianza. Sé que tú todo lo puedes y que eres muy misericordioso, la misma misericordia infinita.
Grande pequeñito, por tu virtud divina, por el inmenso amor que tienes a los que sufren, a los afligidos, a todos los necesitados, escúchame, bendíceme, socórreme, consuélame. Amén.
Tres Gloria al Padre
Oh Niño Jesús, dueño de la vida y de la muerte, aunque indigno y pecador, me postro ante Ti para implorar la salud de (se nombra a la persona para quien se pide la gracia), a quien tanto amo.
La persona que te encomiendo sufre mucho, afligida por dolores, y no puede encontrar otra salida más que en tu omnipotencia, en la que pone todas sus esperanzas.
Alivia, oh médico Celeste, sus penas, líbrala de sus sufrimientos y dale perfecta salud, si esto es conforme al querer divino y al verdadero bien de su alma.
Padre nuestro – Ave María – Gloria
Oh Santo Niño Jesús que difundes tus gracias sobre quienes te invocan, vuelve tus ojos a nosotros, postrados delante de tu santa imagen y escucha nuestra oración.
Te encomendamos a todos los necesitados que confían en tu divino corazón. Extiende sobre ellos tu mano omnipotente y socorre sus necesidades. Extiéndela sobre los enfermos para sanarlos y santificar sus penas; sobre los pecadores para atraerlos a la luz de tu gracia; sobre cuantos, oprimidos por el dolor y la miseria, invocan tu amorosa ayuda.
Extiéndela también sobre nosotros para bendecirnos. Concede, oh pequeño Rey, los tesoros de tu misericordia al mundo entero y consérvanos ahora y siempre en la gracia de tu amor. Amén.
Credit: web catolico dejavier
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