Basílica de San Pedro-Santa Misa de Pentecostés presidida por el Papa Francisco
Necesitamos que el Padre nos envíe el Espíritu Santo
A partir del relato de la reunión de los creyentes en la fiesta de Pentecostés, en un video mensaje el pontífice individua, comenta y guía:
El Espíritu se posa sobre cada uno de los discípulos, sobre cada uno de nosotros. El Espíritu prometido por Jesús viene a renovar, a convertir, a sanar a cada uno de nosotros. Viene a sanar los miedos —cuántos miedos tenemos—, las inseguridades; viene a sanar nuestras heridas, las heridas que nos hacemos también unos con otros; y viene para convertirnos en discípulos, discípulos misioneros, testigos llenos del coraje, de la parresia apostólica, que son necesarios para la predicación del Evangelio de Jesús, como leemos en los versículos siguientes que sucedió con los discípulos.
“Hoy más que nunca necesitamos que el Padre nos envíe el Espíritu Santo”, afirma el Papa, que vuelve sobre el capítulo primero de los Hechos de los Apóstoles, cuando Jesús dice a sus discípulos: «Esperen que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, y de la cual yo les hablé»; y subraya tres palabras: testimonio de Jesús.