Santa María Bertila Boscardin – El Santo del día
Martirologio Romano: En Treviso, en Italia, santa María Bertila (Ana Francisca) Boscardin, virgen de la Congregación de las Hermanas de Santa Dorotea de los Sagrados Corazones, que en su trabajo en un hospital se mostró solicita de la salud corporal y espiritual de los enfermos († 1922).
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La vida
(Fuente es.catholic.net) Anna Francesca Boscardín era una muchacha campesina nacida en Brendola, cerca de Vicenza, en el seno de una familia de agricultores. Trabajó en los campos, frecuentó la escuela unos pocos años y trabajó como criada en las casas del poblado. Le gustaba la vida parroquial y formó parte de la Unión de las Hijas de María, enseñando el catecismo a los niños. Desde joven se caracterizó por su espiritualidad mariana.
A los 17 años, por indicación de su párroco, se hizo religiosa de las Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sagrados Corazones, y tomó el nombre de María Bertila. En su comunidad, como no la consideraron ni muy despejada, ni capaz de hacer grandes cosas, le confiaron los quehaceres de cocina. Al ingresar ya había dicho: “Soy una pobre cosa, una gansa. Enséñeme. Quiero convertirme en una santa”.
Profesó en 1907, y fue enviada a Treviso, donde trabajó en un asilo infantil, y al estallar la I Guerra Mundial, ejerció como enfermera en un hospital militar cerca de Como; allí despertó grandes admiraciones por su serenidad durante los bombardeos y su abnegada solicitud para con los enfermos, a los que logró atraerlos a la fe a muchos de ellos. Consiguió con gran esfuerzo el diploma de enfermera. En 1910, tuvo que someterse a una operación para extraerle un tumor cerebral.
Al concluir la guerra, una superiora decidió que, debido a su escasa instrucción y a sus cortas luces, sólo podían encomendársele tareas serviles, y pasó a una lavandería, aunque en 1919 volvió al asilo de Treviso. Su salud nunca había sido buena, y una dolorosa enfermedad le llevó al quirófano del que no saldrá con vida. Entonces la comunidad se dio cuenta que la “tonta” de sor Bertila había dejado un recuerdo imborrable en quiénes la habían conocido. Su tumba colocada inicialmente en el cementerio de Treviso, se convirtió en centro de peregrinación popular. Hoy sus restos descansan en la capilla de la casa madre de Vicenza. Dejó escrita su vida en su “Diario espiritual”. El papa san Juan XXIII la canonizó el 11 de mayo de 1961.
Oración
¡Oh Jesús, que subes al cielo; oh Señor, Rey bendito e inmortal de los siglos, te damos gracias por haber asociado hoy a Santa Bertila a tu triunfo y haber encendido con ella una nueva estrella en el firmamento de tu Iglesia!
Al volver al Padre prometiste no dejarnos nunca, y benignamente sigues estando con nosotros, también en el testimonio y amor de tus Santos, que son tu más bello cortejo en el cielo y tu buen olor aquí en la tierra.
Por intercesión de Santa Bertila y de todos los Santos, suscita en las almas, en las familias, en las diócesis semillas fecundas y siempre nuevas de santidad; numerosas y ardientes vocaciones; almas bellas y puras; familias sanas y generosas que vivan en tu santo amor.
Y concédenos que, sostenidos por tu gracia y fortalecidos por los ejemplos de tus Santos, podamos honrarte todos los días con serenidad y alegría, ánimo y perseverancia para poder vivir una vida divina. Amén.