Frente a la situación socio-política actual que se vive en Tierra Santa, los patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén y de Monseñor Pierbattista Pizzaballa, lanzan sus mensajes Navideños donde piden fijar su esperanza en el nacimiento de Jesús, quien transforma el mal y el pecado en luz y plenitud de vida.
Ciudad del Vaticano
Frente a las múltiples formas de pecado “que esclavizan a nuestra humanidad”, los patriarcas y los jefes de las Iglesias de Jerusalén, recuerdan, en su mensaje de Navidad, que “la celebración del nacimiento de Cristo es un llamado constante a la redención que Dios nos ha otorgado transformando toda forma de mal y pecado en plenitud e integridad de vida”.
Jesucristo hecho carne es la salvación
“Jesucristo ha tomado forma humana para traer salvación y redención al mundo entero”, se lee en el texto. “La obra salvadora de Jesús ha sido transformar el mundo entero en la verdad de su salvación”. Los patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén enfatizan que “como persona humana, Jesús experimentó nuestra humanidad de tal modo que pudiéramos ser transformados a su imagen y semejanza”, agregando que “Jesús mismo experimentó la falta de un hogar, siendo un refugiado. También enfrentó amenazas y, en última instancia, la muerte”. Pero su nacimiento trajo esperanza y vida.
Que la Navidad traiga alegres noticias
La oración expresada en el mensaje es que el “período sagrado de Navidad traiga justicia a todos los hombres”. Finalmente, al ofrecer su apoyo y oraciones “por la presencia cristiana en el Medio Oriente”, los trece patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén esperan que esta Navidad “traiga a todas las naciones alegres noticias de paz, justicia y reconciliación”. Que el Príncipe de la Paz “transforme el mal y el pecado de nuestro mundo en luz y plenitud de vida”.
“Los tiempos de Jesús no fueron mejores que los nuestros”
Del mismo modo, el administrador apostólico del patriarcado latino de Jerusalén, Monseñor Pierbattista Pizzaballa, dirigió un mensaje, quien, considerando la realidad contemporánea, observó que “los tiempos de Jesús no fueron mejores que los nuestros”.
El administrador apostólico señaló que hay muchas propuestas de soluciones, pero que nunca se realizaron. Y aunque el creciente número de peregrinos en Tierra Santa alimenta la economía, en la mayor parte del territorio de la diócesis, el trabajo sigue siendo el principal problema. “También estamos presenciando el empeoramiento de las condiciones de vida de muchos trabajadores extranjeros e inmigrantes”, destacó Monseñor Pizzaballa. “La idea de emigrar se convierte en una tentación, un pensamiento persistente en muchos de nosotros (…). En resumen, todo parece decirnos que hablar de esperanza es una simple retórica, un alejamiento de la verdadera realidad de nuestra tierra”.
“¡Ay de resignarse!”
Ante esto, “¡ay de resignarse!”, dijo Monseñor Pizzaballa. “El nacimiento de Jesús no canceló ninguna de las tragedias políticas, sociales y económicas de su tiempo. Jesús no vino a revolucionar las estructuras sociales de su tiempo, no quería conquistar el poder, sino el corazón del hombre”, explicó. “Así es como cambió el mundo”.
Ser cristiano significa dar la vida
Monseñor Pizzaballa concluyó su mensaje dirigiéndose a aquellos que “con amor, en silencio y sin fanfarrias, todavía donan sus vidas y sus corazones de forma gratuita”: “aquellos que han entendido que ser cristiano significa dar vida, amar libremente, sin esperar nada por sí mismos, porque ya lo tienen todo”, señaló el administrador apostólico. “Son la esperanza de nuestra Iglesia. Aquí, la verdadera Navidad todavía se celebra en ellos”.
Credit: Vatican News